Ser demasiado estrictos, sí ha tenido consecuencias

Educar a los hijos no es una tarea sencilla y en muchos momentos podemos llegar a dudar si es mejor para ellos ser permisivos y muy flexibles o por el contrario ser más directivos y exigentes y no ofrecer tantas alternativas ni dar tantas explicaciones a todo. Cuantas veces he escuchado comentarios como “¡antes se era más duro con los hijos y no se traumatizaban como ahora!”. Y precisamente haciendo mención a este tipo de comentarios, quiero que conozcáis las consecuencias que, derivadas de este modelo autoritario, veo en algunos pacientes adultos que trato en consulta:

  • Los modelos parentales con tendencia directiva y autoritaria, donde prima el “porque lo digo yo y punto”, genera consecuencias evolutivas importantes como: inseguridad y baja autoestima. Si unos padres le hacen saber a su hijo, de manera frecuente e impositiva, que no tienen en cuenta lo que piensa, porque ellos saben lo que es bueno para él, puede provocar que cuando ese niño sea adulto, se infravalore, se muestra más pasivo ante los demás y no atienda a sus necesidades tanto como debería (“debo ser normativo y acatar lo que me dicen”).
  • En ocasiones se puede generar un efecto contrario y en vez de convertirse en un sujeto pasivo, el adulto pretenderá imponer esa misma exigencia y autoritarismo a los demás (mostrando también esa exigencia hacia mismo).
  • El imponer una forma concreta de pensar, genera modelos mentales rígidos.
  • Predispone en gran medida al niño a ser un adulto más impulsivo emocionalmente y con respuestas agresivas.
  • Genera importantes momentos de estrés en la infancia y adolescencia. El estrés genera cortisol, adrenalina y noradrenalina, que general alteraciones en importantes zonas cerebrales. Un niño sometido a un estrés periódico (producido por un excesivo control), en la edad adulta puede llegar a tener: dificultad en la resolución de problemas y condicionamiento emocional negativo a situaciones similares de la infancia (sentirse mal sin saber por qué, en situaciones actuales que guardan relación con experiencias negativas vividas en su infancia o juventud).
  • Puede predisponer al adulto a tener un estado de ánimo más depresivo, donde exista siempre un halo de infelicidad e insatisfacción con uno mismo.
  • En niños con una especial sensibilidad o en situaciones donde ha habido un exceso de autoritarismo, pueden desarrollar personalidades evitativas o personalidades límites.

Después de leer el impacto psicológico que pude llegar a tener un modelo parental autoritario en la edad adulta, creo que es suficiente como para que no nos replanteemos volver a esos modelos educativos.

Afortunadamente, ese modelo directivo es cada vez menos frecuente (aunque todavía se da) y en la sociedad se ha dado paso a otro modelos parentales educativos, algunos de ellos, muy Permisivos

¿Será entonces la inmadurez, la falta de persistencia y desmotivación, el egocentrismo, la búsqueda de recompensa inmediata, la dificultad de autocontrol y autorregulación… algunas de las patologías que predominen en las consultas dentro de unas décadas? No lo sé, pero es posible.

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