Ser padre es una experiencia maravillosa y son muchísimas las emociones positivas que sientes cuando cuidas, mimas y compartes tu tiempo con esa personita tan increíble, como la alegría, la ternura, la sorpresa, la ilusión, el amor incondicional.
Pero la realidad es que, en el día a día, vivimos otros muchos momentos que también generan en nosotros emociones no tan gratificantes, pero que están ahí y pueden aparecer a lo largo de toda nuestra nueva y larga etapa como padres: inseguridad, miedo, frustración, enfado….Muchos padres me cuentan sus dudas y sus dificultades:
“Le estaré dedicando el tiempo de calidad que necesita”, “Podría hacer más de lo que hago”, “Quiero que mi hijo sea una persona feliz…”, “Uff, seré un buen ejemplo para ellos…”, “No debí gritarle, pero es que ya no podía más…”, “A veces cuando llego a casa estoy tan cansado y estresado que solo quiero acostarlo y tumbarme en el sofá…”, “No tengo tiempo para mí, me tiene absorbida”….
Pero cuando a estas interminables cuestiones se le suma el ESTRÉS, la cosa se pone mucho más difícil para nosotros. Ser padre en los tiempos actuales puede resultar abrumador, a los hijos se les suma la búsqueda de la mejora profesional, la administración del hogar, la búsqueda de nuestro propio bienestar personal y de pareja y si a esto le sumas el ocio, las redes sociales, el deporte.
El ESTRÉS es una reacción natural a las demandas y presiones ambientales y emocionales, en pequeñas dosis nos ayuda a cumplir plazos determinados pero cuando el estrés vive en nuestro día a día puede dañar nuestra salud, física y emocional. Además la familia se ve perjudicada cuando en casa se instaura el estrés, especialmente los niños pequeños, lo que acentúa los pensamientos de preocupación y las emociones negativas antes mencionadas.
¿Qué podemos hacer?
Aprende a relajarte
Existen diversas técnicas de relajación y respiración a través de las cuales podrás relajarte física y mentalmente, liberarás estrés y podrás prevenir estados como la irritabilidad, enfado, ira…
Ajusta tus expectativas
No te pongas metas demasiado exigentes en el día a día, se realista, prioriza y ten en cuenta los posibles imprevistos. Pregúntate, ¿qué es lo importante para mí realmente en estos momentos?
Planifica a la semana tiempo para ti
El tiempo que te dedicas lo inviertes en salud para toda la familia. No lo vivas como un extra, para cuidar de los demás primero debes cuidarte tú: retoma ese hobby que solías hacer antes, date un masaje o un baño relajante, apúntate a clases de baile, da un paseo, tómate algo con los amigos o dedícate un rato solo para ti en la terraza, sal a cenar con tu pareja los dos solos, sigue una serie que te guste, lee ese libro que dejaste hace tiempo por falta de tiempo.
Céntrate en la esencia, no en el detalle
Es más importante que te recrees con tu familia comiendo algo saludable pero sencillo, que comas algo elaborado pero rápido y estresado.
Practica algún deporte
Está más que demostrado que el deporte aumenta la sensación de bienestar y disminuye el estrés mental ya que libera endorfinas, sustancias del propio organismo con estructura química similar a morfina, que favorecen el » sentirse bien» después del ejercicio.
No te juzgues
Cuando te juzgas y criticas dañas tu estructura psíquica mermando tu valía, muchas veces de manera constante e injusta. Acepta como eres y proponte cambios si lo ves necesario, pero desde un prisma constructivo, sin sentenciarte.
Céntrate en el ahora y disfrútalo
Solemos dejar que la mente vague hacia el pasado o hacia el futuro, pensando en todo lo que no hicimos o debemos hacer, no sirve más que para predisponernos a un estado de ansiedad y tristeza. Céntrate en ese rato que estás jugando con él, en ese momento en el que le acuestas y te cuenta sus mil y una historias vividas en el día, en sus risas cuando le haces cosquillas. En definitiva, en lo importante en ese momento.